En los vaivenes del deseo
habitan hambres antiguas.
Panes, peces,
mareas con pretensión de transformarse
en tactos salados.
Los unicornios beben espuma,
pastan prados azules.
Mientras, se aman las sirenas,
copulan cara a cara.
Cómplices los espejos,
oleaje de telas.
En la desmemoria alegre
de las canciones heredadas
arden las tablas cada martes
como un titanic astillado.
Una ballena esmaltada
ofrece jabón a las manos.
Estrellas encordadas
escalan vías cerámicas
exploran azulejos y flores.
Existe un mar secreto
con olas de fuego.
©Yolanda Jiménez (poema y fotografías)