Alimentar a nuestros demonios en lugar de combatirlos contradice el enfoque convencional de luchar contra lo que nos asalta. Pero resulta ser un camino notablemente efectivo para la integración interna.

(c) Yolanda Jiménez
Los demonios (maras en sánscrito) no son espíritus sanguinarios que nos esperan en los rincones oscuros. Los demonios están dentro de nosotros. Son energías que experimentamos todos los días, como el miedo, la enfermedad, la depresión, la ansiedad, el trauma, las dificultades de relación y la adicción.
Cualquier cosa que drena nuestra energía y nos bloquea de estar completamente despierto es un demonio. El enfoque de dar forma a estas fuerzas internas y alimentarlas, en lugar de luchar contra ellas, fue originalmente articulado por una maestra budista tibetana del siglo XI llamada Machig Labdrön (1055-1145). La práctica espiritual que desarrolló se llamó Chöd, y generó resultados tan sorprendentes que se hizo muy popular, extendiéndose ampliamente a través de Tíbet y más allá.
En el mundo de hoy, sufrimos niveles récord de lucha interna y externa. Nos encontramos cada vez más polarizados, interior y exteriormente. Necesitamos un nuevo paradigma, un nuevo enfoque del conflicto. La estrategia de Machig de nutrir en lugar de combatir a nuestros enemigos internos y externos ofrece un camino revolucionario para resolver conflictos y conduce a la integración psicológica y la paz interior.
El método que he desarrollado, llamado «Feeding Your Demons»™, se basa en los principios de Chöd adaptados para el mundo occidental. Esto es una versión abreviada de la práctica, en cinco pasos.
Paso 1: Encuentra el demonio en tu cuerpo
Después de generar una motivación sincera para practicar para el beneficio de tí mismo y de todos los seres, decide con qué demonio deseas trabajar. Elige algo que se sienta como si estuviera drenando tu energía ahora mismo. Si se trata de un asunto de relación, trabaja con la sensación que está surgiendo en ti en la relación como el demonio, en lugar de la otra persona.
Pensando en el demonio con el que has elegido trabajar, tal vez recordando un incidente en particular cuando apareció con fuerza, examina tu cuerpo y pregúntate: ¿Dónde está el demonio agarrado en mi cuerpo más fuertemente? ¿Cuál es su forma? ¿Cuál es su color? ¿Cuál es su textura? ¿Cuál es su temperatura?
Ahora intensifica esta sensación.
Paso 2: Personifica al demonio
Permite que esta sensación, con su color, textura y temperatura, se mueva fuera de tu cuerpo y se personifique delante tuyo como un ser con miembros, cara, ojos, etc.
Observa lo siguiente sobre el demonio: tamaño, color, superficie de su cuerpo, densidad, género, si tiene uno, su carácter, su estado emocional, la mirada en sus ojos, algo sobre el demonio que no viste antes.
Ahora pregunta al demonio las siguientes preguntas: ¿Qué quieres? ¿Qué es lo que realmente necesitas? ¿Cómo te sentirás cuando obtengas lo que realmente necesitas?
Paso 3: Conviértete en el demonio
Cambia de lugar, manteniendo los ojos cerrados tanto como sea posible. Tómate un momento para instalarse en el cuerpo del demonio. Siente lo que es ser el demonio. Observa cómo tu yo normal se ve desde el punto de vista del demonio. Responde estas preguntas, hablando como el demonio: Lo que quiero es… Lo que realmente necesito es… Cuando consiga lo que realmente necesito, me sentiré… (Ten en cuenta esta respuesta en particular.)
Paso 4: Alimenta al Demonio y Conoce al Aliado

(c) Yolanda Jiménez
Tómate un momento para volver a instalarte en tu propio cuerpo. Mira al demonio frente a ti. Luego disuelve tu propio cuerpo en néctar. El néctar tiene la calidad de la sensación que tendría el demonio cuando obtenga lo que realmente necesita (es decir, la respuesta a la tercera pregunta). Observa el color del néctar.
Imagínate que este néctar se está moviendo hacia el demonio y alimentándolo. Observa cómo el demonio lo toma. Tienes un suministro infinito de néctar. Alimenta al demonio a su completa satisfacción y observa cómo se transforma en el proceso. Esto puede llevar algún tiempo.
Observa si hay un ser presente después de que el demonio esté completamente satisfecho. Si hay un ser presente, pregúntale: «¿Eres el aliado?» Si lo es, trabajarás con ese ser. Si no lo es, o si no hay ningún ser presente después de alimentar al demonio hasta su satisfacción completa, invita al aliado a aparecer.
Cuando veas al aliado, observa todos los detalles del aliado: tamaño, color, superficie de su cuerpo, densidad, sexo (si lo tiene), su carácter, su estado emocional, la mirada en sus ojos, algo sobre el demonio que no viste antes.
Cuando realmente te sientas conectado con la energía del aliado, hazte estas preguntas: ¿Cómo me ayudarás? ¿Cómo me protegerás? ¿Qué promesa me haces? ¿Cómo puedo acceder a ti?
Cambia de lugar y conviertete en el aliado. Tómate un momento para instalarte en el cuerpo del aliado y observa cómo se siente al estar en el cuerpo del aliado. ¿Cómo se ve tu yo normal desde el punto de vista del aliado? Cuando estés listo, responde a estas preguntas, hablando como el aliado: Te ayudaré por… Te protegeré por… Prometo que haré… Puedes acceder a mí por…
Tómate un momento para instalarte de nuevo en tu propio cuerpo y ve al aliado frente a ti. Mira en sus ojos y siente su energía que se vierte en tu cuerpo.
Ahora imagina que el aliado se disuelve en luz. Observa el color de esta luz. Siente que se disuelve en ti e integra esta luminosidad en cada célula de tu cuerpo. Toma nota de la sensación de la energía integrada del aliado en tu cuerpo. Ahora tú, con la energía integrada del aliado, también te disuelves.
Paso 5: Descansa en la conciencia
Descansa en cualquier estado que esté presente después de la disolución. Haz una pausa hasta que los pensamientos discursivos comiencen de nuevo, entonces regresa gradualmente a tu cuerpo. Al abrir los ojos, mantén la sensación de la energía del aliado en tu cuerpo.
(Artículo aparecido en la revista Lion’s Roar).
El libro Alimentando tus demonios, de Tsultrim Allione, está publicado en castellano por La Liebre de Marzo.
Puedes descargarte un fragmento o adquirir el libro aquí.