Un matiz que suaviza el rotundo negro.
Negro como el alma de luto.
Luto de alivio, igual a gris.
Gris como nombramos a la tristeza de algunos días.
Días, años (51) en los creía reconocer la ausencia.
Ausencia que me impone inventarme nuevas formas.
Formas de aprender a sentirte.
Sentirte y confiar en mis recorridos.
Recorridos tantas veces y ahora todos nuevos.
Nuevos como la ropa de los domingos.
Domingos de lavar en el rio y de pollo con arroz.
Arroz con leche, natillas y flanes con aroma de caramelo.
Caramelo de azúcar quemado, negro.
Negro y líquido en el fondo del molde.
Molde que de tantos flanes y domingos cambió el color de su fondo
por una grisura inexacta.
Inexacta como yo misma hoy, empezando diciembre,
acabando el año,
a casi ocho meses de tu muerte.
©Yolanda Jiménez