Menstruación y tabú

Históricamente, muchas de las cosas que suceden de la cintura hacia abajo son objeto de vergüenza y de disimulo, de tabú, de hecho que ocurre pero se niega o se ignora, del que se habla pero solo a través del sentido figurado y la metáfora cuidadosamente elaborada, a veces también por medio de la socarronería y la broma.

Tal es el caso, entre varios otros, de la menstruación, ese fenómeno del cuerpo que culturalmente se ha considerado una especie de “cuota” evolutiva que las mujeres tienen que pagar por tener la capacidad de concebir. En este sentido, se trata de algo en torno a lo cual se asocian ideas y valores con cierta carga negativa, de algo que tiene que ocultarse y, cuando esto no es posible, algo sobre lo cual hay que avergonzarse, especialmente cuando se tiene la desgracia de que esta ocurra en público.

Para cuestionar este tabú, la fotógrafa Emma Arvida Bystrom realizó la serie There Will Be Blood, una frase que también fue usada por Paul Thomas Anderson como título de una de sus película y la cual podría traducirse como “Correrá sangre”.

Los retratos de Bystrom son, hasta cierto punto, simples: mujeres en actividades cotidianas que destacan de inmediato por un hilo de sangre o una mancha franca que corre o se acumula en su zona genital. Las mujeres corren, revisan su teléfono portátil, se besan con su pareja, sin que la menstruación afecte estas actividades tan cotidianas, como lo es también  la menstruación.

Tantra: la apertura del amor consciente

Desde hace unos años, el tantra, junto con la sexualidad sagrada y la alquimia sexual, han invadido la curiosidad de muchos. En los últimos años han empezado a emerger libros, artículos, reportajes, cursos. Comparto este  este artículo de Xabier Domenech, donde se aclaran algunos de sus misterios para adentrarnos en su esencia.

 

¿Qué es?

Tantra significa «tejido que entrelaza conciencia». Aglutina una serie de prácticas vinculadas al despertar de este tejido a través del contacto con el estado de presencia.
Se realiza a través de meditaciones muy sencillas que te permiten adentrarte en el flujo de la conciencia. Es una vía mística que no tiene como base ningún tipo de adoctrinamiento ni represión, se fundamenta en la escucha y un respeto profundo por el cuerpo y la propia esencia.

El amor
El tantra considera que el estado de amor es el estado natural del ser humano y la única puerta para entrar en la experiencia consciente (o shamadhi). El amor no es percibido como en Occidente, no atiende a unas reglas para llegar a ser una buena persona o responder a ciertas necesidades de otra persona o del colectivo.

El amor en tantra se considera el estado natural del ser humano. Es una cualidad inherente en nuestra naturaleza, no nos queda otra opción que amar. No es una decisión que puedas tomar, tampoco es realmente una actitud que puedas tener, es tu estado natural.

La mayoría de ejercicios de tantra te guían a ser más consciente de la calidez que se despierta en ti cuando eres consciente de que el amor es probablemente el factor más importante en tu vida. Este te conduce a un estado de rendición consciente que te permite abrazar lo que es, afirmarlo profundamente. En esto suceden los destellos del espacio místico, sagrado y transpersonal. Sucede el entendimiento de que somos pura dicha, celebración.

Meditación
El tantra es y sucede en un espacio de meditación. Meditación no es más que entrar en un espacio donde pueda producirse el fenómeno de la observación, principalmente del cuerpo y sus sentidos. En esa observación sucede el despertar de un sentimiento no dual de unidad y amor. En ese espacio todo lo que nos sucede es acogido de otra manera y ahí reside la alquimia transformadora del tantra.

El tantra tiene otras vías de meditación: desarrolla la observación conservando la plena identificación y experimentación de lo que está sucediendo, sin rechazar ni apartar ningún impulso corporal o afectivo. No necesita crear distancia de la experiencia para meditar, sino todo lo contrario, involucrarse plenamente para poder experimentar más conscientemente. De esta forma, las experiencias más mundanas y corporales, en esa plena aceptación, se vuelven sublimes.

La intimidad como camino de liberación (o moksha)
En la práctica del tantra, uno de los puntos más importantes al que te guían sus ejercicios es al estado de volver a sentir ese espacio donde tu ser se manifiesta de manera inocente y espontánea.

En el proceso de reconocimiento de la verdad interior que provocan los ejercicios y rituales tántricos lo viejo y falso en ti empieza a morir. Empieza a manifestarse esta parte de uno que siempre ha estado allí, que siempre ha permanecido allí, una parte de ti tan extremadamente sencilla y honesta como verdadera, profunda y estridentemente real. En el compartir tu intimidad con otra persona te enriqueces, te abres, te vuelves más cálido, flexible, te expandes, tus opiniones son relativizadas y, al ser proyectadas, pierden valor y peso.

 

¿Qué se hace?
Recorrer el silencio, el amor, el placer y la celebración consciente de la existencia de una manera libre de dualidad, dentro y fuera de ti.

Esto sucede a través de varios senderos: la sadhana o práctica tántrica tiene como objetivo el reconocimiento de nuestra esencia (o amrita). Se accede a este estado a través de varias vías: devoción (bhakti), respiración consciente (pranayama), meditaciones activas, meditaciones tántricas del Vijnanan Bhairava Tantra y otros textos sagrados, ejercicios de consciencia corporal, despertar de las polaridades femenina y masculina «Shiva Shakti», despertar de los chacras, bioenergética tántrica, el toque de «anhata» (chacra del amor), el tantra de la emoción, danzas tántricas, la unión mística, «satsang» (el reconocimiento de tu verdad), celebraciones y rituales donde asentarse en nuevos estados de conciencia y nuevas comprensiones.

Son siempre ejercicios muy simples destinados a que acontezca ese despertar. Poner la mano en elcorazón de otro ser; mirarse a los ojos; sentir el contacto de tu piel en una caricia; respiraciones y ejercicios energéticos que facilitan que suceda un fluir de la propia energía; permitir que tu cuerpo emocional respire, sea visto, reconocido y acogido por tu cuerpo consciente; reposar tus manos en determinados puntos del cuerpo y descansar profundamente allí tu consciencia.

Estos ejercicios aparentemente tan sencillos son guiados por una dakini o un daka, que es aquel que ha entendido la naturaleza del corazón. Este usa estos canales y otros para inducir a su discípulo a inimaginados estados de reconocimiento interior, trance, expansión energética y obertura a la propia inocencia o desnudez del alma. Experiencias a veces crudas y profundamente amargas y reveladoras otras increíblemente extáticas, profundas y transformadoras.

¿Qué relación tiene con el sexo?
Reconoce el sexo como origen de nuestra vida. Por lo tanto, en la observación meditativa o contemplativa de esta, se identifica con ese movimiento esencial.

Eso no significara siempre que sus prácticas sean sexuales, la gran mayoría de hecho no lo son. Pero en ellas reside el respeto y el reconocimiento a ese movimiento energético dentro de ti y por doquier en toda la existencia. El tantra se mueve en el oleaje de la magnitud de esta energía tan primordial en nosotros y en el cosmos.

 

¿Tantra es no eyacular y tener más orgasmos?
No. Que no eyacules o que tengas más orgasmos no significa que eso sea tantra. El tantra lleva en sí una comprensión más profunda de tu naturaleza y de tu sexualidad, y eso, inevitablemente, conlleva cambios profundos en cómo se manifiesta tu sexualidad y tu manera de relacionarte. Pero esos cambios son un fruto, una consecuencia, no una meta o un objetivo.

Son los cambios que suceden cuando tú empiezas a reconocerte a ti mismo como un ser sensible, consciente, humano y divino a la vez, limitado e ilimitado a la vez, vulnerable y extenso al mismo tiempo. El tantra pone el énfasis en el respeto, el amor, el cuidado y el sentir. Se empieza a dejar que la consciencia se vuelva a apoderar de los sentidos y demás vías de contacto del cuerpo y del ser (los tattvas). En definitiva, a sentir capas más profundas y sensibles de nuestra configuración humana.

Aunque existen tratados de alquimia sexual que describen cómo modificar el comportamiento de tu sexualidad, el tantra no está interesado realmente en que tú crees ningún tipo de modificación en tu sexo. Te invita más bien a que lo abraces, a que lo cuides, a que le aportes calidez, amor, y en este gesto se da una apertura a unas dimensiones mayores en nuestra sexualidad. Es aportar un espacio de meditación profunda en tu sexo, en tu cuerpo y en tu vida.

 

Paisajes espectaculares

 

¿Espíritu aventurero, curiosidad, sed de belleza?. Nada como una noria de espectaculares imágenes para saciarlo… o acrecentarlo. Desde Islandia a Sudáfrica, pasando por Euskadi o Escocia.  Comparto unas imágenes de bellos  paisajes en nuestro planeta. Y si  » una imagen vale más que mil palabras», disfruten de las vistas

1. Monte Kirkjufell (Islandia)

Monte Kirkjufell

2. Montañas de San Juan (Colorado, EUA)

Montañas de San Juan

3. Lago Peyto (Parque Nacional Banff, Canadá)

Lago Peyto

4. Hole in the wall (Wild Coast, Sudáfrica)

Hole in the Wall

5. Half Dome (Parque Nacional Yosemite, California)

Half Dome

6. Playa de Barrika (Vizcaya, España)

Playa de Barrika

7. Valle de Mugeon-ri (Corea del Sur)

Valle de Mugeon-ri

8. Lago Eibsee (Bavaria, Alemania)

Lago Eibsee

9. Cannon Beach (Oregón, EUA)

Cannon Beach

10.  Sedona (Arizona, EUA)

Sedona

11. Camino a la Cueva del Rey (Isla de Arran, Escocia)

Camino a la Cueva del Rey

12. Cataratas de Iguazú (Argentina / Brasil)

Cataratas de Iguazú

13. Cueva de Hinagdanan (Isla de Panglao, Filipinas)

Cueva de Hinagdanan

14. Ketchikan (Alaska)

Ketchikan

15. Gran Cuenca (Utah, EUA)

Gran Cuenca

 

Esculturas sónicas digitales

    • El artista australiano Andy Thomas crea lo que él describe como «formas de vida sónicas», animaciones 3D que responden específicamente a cada entrada de audio. Para el vídeo, utiliza grabaciones de aves procedentes del Netherlands Institute for Sound and Vision (además de sus propias grabaciones) para crear estas novedosas esculturas sónicas digitales que reaccionan de forma diferente a los cantos de cada ave.

 

Temía…. Una reflexión de vida para hoy

Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento.
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos opinan.
Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo..
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta que comprendí que es sólo mi proyección mental y ya no puede herirme más.
Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y, si nos sentimos desfallecer, no olvidemos que al final siempre hay algo más.
Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado.

Hemingway

¿Por qué se queda una mujer en una relación violenta?

Para entender…RESPETATE

«La creencia de que las mujeres que son maltratadas permanecen con su agresor porque ‘les gusta’ o porque son masoquistas es uno de los mitos más asumidos cuando la sociedad trata de encontrar una explicación al hecho de por qué una mujer se queda en una relación en la que lleva años viviendo violencia, o por qué no interpone una denuncia, si las estructuras para ello ya están creadas, o como sucede con mucha frecuencia, por qué retira la denuncia una vez que se ha atrevido a ponerla.

Un mito se compone de un complejo conjunto de símbolos, rituales, temas e historias que se eligen y se adoptan como propios. Estos suelen ser personales o compartidos por una pareja, una familia, una comunidad o una sociedad. También pueden ser compartidos por los miembros de una familia por generaciones, afectando sus relaciones con las personas significativas y la forma cómo interpretan los acontecimientos cotidianos.

La violencia, junto con el conocimiento y el dinero, es una de las principales fuentes de poder. La misma siempre estuvo ligada a la forma en que se resolvían los conflictos en los espacios públicos, hasta que se puso en evidencia que también formaba parte de la forma en la que se resolvían los conflictos en la familia.

La violencia doméstica es una problemática social muy compleja y condicionada por muchos factores. Los profesionales especializados en el tema hemos trabajado con las mujeres víctimas de violencia doméstica […] y realizado investigaciones científicas que han puesto de manifiesto las terribles consecuencias que tiene sobre su salud física y emocional, pues de lo que se trata es que el espacio más personal e íntimo de ellas ha perdido estas características y se ha convertido en un lugar inseguro y peligroso.

De manera resumida, podríamos convenir que los aspectos que entendemos de mayor relevancia son: primero, la persona abusadora suele tener un discurso muy cargado de ideas autoritarias, como por ejemplo: ‘el que manda aquí soy yo’, ‘tú me perteneces’, ‘sin mí no eres nadie’, ‘ella tiene la culpa’, ‘ella me provoca, me saca de quicio’. Segundo, los estereotipos de la masculinidad y la feminidad aceptan la dominación del hombre sobre la mujer como sinónimo de seguridad y protección, quedando la mujer en una posición que promueve el abuso, a pesar de haber adquirido mayor poder en la sociedad actual. Tercero, la mujer ha sido socializada sobre unos esquemas que la llevan a internalizar que ella debe ser ‘buena’, ‘atenta’, ‘servicial’ con su marido, llevándola a confundir ‘amor’ con ‘ser necesitada’, y asumir el daño y el dolor que la relación le esté ocasionando, sobre todo si tiene hijos, porque [se supone que] ‘ella tiene la obligación de proteger y defender la familia por encima de ella misma’.

¿Por qué se queda una mujer en una relación violenta?  "La creencia de que las mujeres que son maltratadas permanecen con su agresor porque 'les gusta' o porque son masoquistas es uno de los mitos más asumidos cuando la sociedad trata de encontrar una explicación al hecho de por qué una mujer se queda en una relación en la que lleva años viviendo violencia, o por qué no interpone una denuncia, si las estructuras para ello ya están creadas, o como sucede con mucha frecuencia, por qué retira la denuncia una vez que se ha atrevido a ponerla.  Un mito se compone de un complejo conjunto de símbolos, rituales, temas e historias que se eligen y se adoptan como propios. Estos suelen ser personales o compartidos por una pareja, una familia, una comunidad o una sociedad. También pueden ser compartidos por los miembros de una familia por generaciones, afectando sus relaciones con las personas significativas y la forma cómo interpretan los acontecimientos cotidianos.  La violencia, junto con el conocimiento y el dinero, es una de las principales fuentes de poder. La misma siempre estuvo ligada a la forma en que se resolvían los conflictos en los espacios públicos, hasta que se puso en evidencia que también formaba parte de la forma en la que se resolvían los conflictos en la familia.  La violencia doméstica es una problemática social muy compleja y condicionada por muchos factores. Los profesionales especializados en el tema hemos trabajado con las mujeres víctimas de violencia doméstica [...] y realizado investigaciones científicas que han puesto de manifiesto las terribles consecuencias que tiene sobre su salud física y emocional, pues de lo que se trata es que el espacio más personal e íntimo de ellas ha perdido estas características y se ha convertido en un lugar inseguro y peligroso.  De manera resumida, podríamos convenir que los aspectos que entendemos de mayor relevancia son: primero, la persona abusadora suele tener un discurso muy cargado de ideas autoritarias, como por ejemplo: 'el que manda aquí soy yo', 'tú me perteneces', 'sin mí no eres nadie', 'ella tiene la culpa', 'ella me provoca, me saca de quicio'. Segundo, los estereotipos de la masculinidad y la feminidad aceptan la dominación del hombre sobre la mujer como sinónimo de seguridad y protección, quedando la mujer en una posición que promueve el abuso, a pesar de haber adquirido mayor poder en la sociedad actual. Tercero, la mujer ha sido socializada sobre unos esquemas que la llevan a internalizar que ella debe ser 'buena', 'atenta', 'servicial' con su marido, llevándola a confundir 'amor' con 'ser necesitada', y asumir el daño y el dolor que la relación le esté ocasionando, sobre todo si tiene hijos, porque [se supone que] 'ella tiene la obligación de proteger y defender la familia por encima de ella misma'.  Estos esquemas se van a encargar de perpetuar modalidades autoritarias y abusivas que van a facilitar el hecho de que si son [violentadas por la pareja] tiendan a justificarlo, a aguantar y a no denunciar al papá de sus hijos, creando las bases para que la mujer víctima de violencia doméstica se cierre a la ayuda que la pueda sacar de esa situación que está viviendo.  La violencia doméstica suele aparecer sin que la mujer pueda identificarla como tal. Muchas mujeres maltratadas reportan que un primer momento fue durante el noviazgo o en la noche de bodas. Este hecho sugiere que a mayor nivel de compromiso, el hombre se podría sentir con más libertad para agredir, pues supone que será más difícil que la mujer lo deje.  Por otro lado, estos episodios de agresión se dan por ciclos, no son constantes, se alternan con episodios de cariño y afecto. En una primera fase, se produce una especie de acumulación de tensión, luego viene la explosión o los golpes y por último el arrepentimiento, la reconciliación o la promesa de que no va a volver a ocurrir. Este ciclo se instala en la relación sin que la mujer pueda discriminar qué aspecto de su conducta se relaciona con cada una de estas fases. Esta confusión atrapa a la mujer en una esperanza de cambio sostenida por la fase de arrepentimiento, y esta esperanza se convierte en el refuerzo potencial que la lleva a quedarse en la relación. Al quedarse en la relación se va desarrollando en ella una vulnerabilidad emocional y psicológica que refuerza el comportamiento violento del hombre y facilita la repetición de los episodios de violencia cuya intensidad suele ser progresiva.  Dicha vulnerabilidad, unida a la manipulación que suelen utilizar los hombres agresores, hacen que la mujer se [sienta] impotente para evitar los ataques y buscar ayuda. El aislamiento, el control, la dependencia económica y emocional, más la desconsideración, la intimidación, el menosprecio, el rechazo, las amenazas y el chantaje emocional, la hacen [creerse] incapaz de abandonar a un cónyuge violento y la llevan a desarrollar síntomas clínicos, tales como: depresión, trastornos de ansiedad y trastorno de estrés postraumático, quedando completamente a merced de su agresor.  Recuperar su valoración personal, elevar su autoestima, aprender que ellas no fueron culpables por lo sucedido, volver a confiar en sí mismas, será el reto que estas mujeres tendrán por delante. El mismo solo lo lograrán alejándose de su agresor y entrando en un proceso terapéutico con profesionales con experiencia en este tema."  Texto: Ligia Valenzuela

Estos esquemas se van a encargar de perpetuar modalidades autoritarias y abusivas que van a facilitar el hecho de que si son [violentadas por la pareja] tiendan a justificarlo, a aguantar y a no denunciar al papá de sus hijos, creando las bases para que la mujer víctima de violencia doméstica se cierre a la ayuda que la pueda sacar de esa situación que está viviendo.

La violencia doméstica suele aparecer sin que la mujer pueda identificarla como tal. Muchas mujeres maltratadas reportan que un primer momento fue durante el noviazgo o en la noche de bodas. Este hecho sugiere que a mayor nivel de compromiso, el hombre se podría sentir con más libertad para agredir, pues supone que será más difícil que la mujer lo deje.

Por otro lado, estos episodios de agresión se dan por ciclos, no son constantes, se alternan con episodios de cariño y afecto. En una primera fase, se produce una especie de acumulación de tensión, luego viene la explosión o los golpes y por último el arrepentimiento, la reconciliación o la promesa de que no va a volver a ocurrir. Este ciclo se instala en la relación sin que la mujer pueda discriminar qué aspecto de su conducta se relaciona con cada una de estas fases. Esta confusión atrapa a la mujer en una esperanza de cambio sostenida por la fase de arrepentimiento, y esta esperanza se convierte en el refuerzo potencial que la lleva a quedarse en la relación. Al quedarse en la relación se va desarrollando en ella una vulnerabilidad emocional y psicológica que refuerza el comportamiento violento del hombre y facilita la repetición de los episodios de violencia cuya intensidad suele ser progresiva.Mujer camiseta

Dicha vulnerabilidad, unida a la manipulación que suelen utilizar los hombres agresores, hacen que la mujer se [sienta] impotente para evitar los ataques y buscar ayuda. El aislamiento, el control, la dependencia económica y emocional, más la desconsideración, la intimidación, el menosprecio, el rechazo, las amenazas y el chantaje emocional, la hacen [creerse] incapaz de abandonar a un cónyuge violento y la llevan a desarrollar síntomas clínicos, tales como: depresión, trastornos de ansiedad y trastorno de estrés postraumático, quedando completamente a merced de su agresor.

Recuperar su valoración personal, elevar su autoestima, aprender que ellas no fueron culpables por lo sucedido, volver a confiar en sí mismas, será el reto que estas mujeres tendrán por delante. El mismo solo lo lograrán alejándose de su agresor y entrando en un proceso terapéutico con profesionales con experiencia en este tema.»

Texto: Ligia Valenzuela

Algo está cambiando

La Tierra está evolucionando espiritualmente. Las personas están experimentando intensos cambios en sus vidas, en sus trabajos, en sus relaciones personales. Muchos están despertando a un ritmo que solo puede ser descrito como excepcional pero, ¿cómo sabemos si realmente estamos despertando?

PUENTE REFLEJADO

25 Características comunes que podemos encontrar en nosotros mismos y en los demás.. y que indican un cambio: 

1: En ocasiones los lugares públicos, con la gente nerviosa y abrumada, nos sienta realmente mal. Intentamos huir a sitios donde podamos encontrarnos más solitarios. Eso es debido a que la influencia social amortigua nuestra fuerza y sabiduría innatas.

2: Empezamos a sentirnos con una conciencia de unidad. Estamos unidos a todo.

3: Nosotros sabemos cosas sin entenderlas intelectualmente y en ocasiones nuestros sueños se vuelven precognitivos para alcanzar finalmente esa precognición en nuestros pensamientos conscientes.

4: Reconocemos nuestra imperfección y lo hermoso que es esa imperfección en nuestro ser. Gracias a ello somos únicos y dejamos de formar parte del rebaño de roles impuestos.

5: Cada vez vemos menos la televisión y los medios de la corriente principal, incluyendo periódicos y algunas películas de Hollywood desagradables.

6: Poco a poco dejamos de tener apego a nuestras cosas materiales y empezamos a querernos a nosotros mismos.

7: Empezamos a reconocer ciertas señales que nos dan la clave de la verdad que nos ocultan.

8: Nos volvemos más empáticos de lo normal e incluso algunas enfermedades las cogemos por empatía con algunas personas. Este problema puede solucionarse conectándonos a la Tierra emocionalmente, como por ejemplo andando descalzo, sobre un césped. De este modo fortalecemos los chakras.

9: Dejamos de odiar a las personas que son muy Matrix y empezamos a sentir compasión por ellos.

10: No sentimos la necesidad de despertar a cada persona que vemos. Descubres que eres un misionero.

 

FLORES LILAS

11: Aprendemos a defendernos de los vampiros energéticos que curiosamente vienen a nosotros como la luz atrae a los insectos. Así que tenemos que ser más vigilantes con nosotros mismos.


12: Nos volvemos curanderos de nosotros mismos utilizando las antiguas tradiciones de sanación, alimentos naturales, hierbas o medicina holística en sus diversas formas.

13: Empiezas a padecer el Efecto Copérnico, que al igual que todo el mundo decía que estaba equivocado, él estaba convencido de que estaba en lo cierto, como así fue.

14: Nos volvemos más creativos: cantamos, pintamos, escribimos… Nuestra imaginación se agudiza.

15: Aceptamos las experiencias buenas y malas y aprendemos de ellas.

16: Descubrimos que la energía del amor está en todas partes, lo impregna todo y es infinita.

17: Necesitamos más soledad que la media de las personas.

18: Podríamos aburrirnos con facilidad, pero nos volvemos realmente buenos en entretenernos a nosotros mismos.

19: Cada vez nos cuesta más hacer las cosas que no queremos hacer.

20: Nos obsesiona encontrar la verdad y la luz.

21: Empezamos a elevar nuestra conciencia y perdemos ciertos miedos que antes nos parecían normales.

22: Perdemos la percepción del tiempo. En ocasiones, un día lo sentimos como un minuto y una semana como un día.

23: Aborrecemos la rutina.

24: Solemos estar en desacuerdo con la autoridad (por razones obvias). Algunas personas lo llaman la anarquía o la rebelión.

25: Estamos a gusto con las personas amables e intentamos alejarnos o estar poco tiempo con los egoístas y groseros así como las personas que están obsesionadas con ellas mismas, personas que son insensibles a los sentimientos o puntos de vista de otras personas.

Artículo de: Josh Richardson

Sexting: el texto sexual en la actualidad

Una de las formas del arte en la era de la comunicación móvil es el texteo sexual, mejor conocido como sexting. El inconveniente  es que mucha  gente no tiene dotes de artista y entonces se convierte en una incómoda y torpe conversación que puede llegar a ser demasiado sucia o demasiado cursi. En el sexting todo está en la sugerencia; el mensaje debe ser más tentador que gráfico. Para facilitar la buena erótica del texto, siempre podemos subirnos a hombros de algunos de los grandes poetas sugestivos, entre ellos Pablo Neruda, García Lorca y E. E. Cummings.

 

Quiero celebrarte llenándome con tu nombre la boca, comiéndote.

Oda a la manzana”, Pablo Neruda.

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Me gusta mi cuerpo cuando está con tu cuerpo. Es algo tan nuevo.

I Like My Body When It Is With Your”, E. E. Cummings.

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Te espero como casa sola y volverás a verme y habitarme. De otro modo me duelen las ventanas.

“Soneto LXV”, Pablo Neruda

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“hay entre mis piernas una nítida ciudad, cuando me tocas, surge la Primavera en esa ciudad”.

vii”, E. E. Cummings

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Vengo a consumir tu boca y arrastrarte del cabello en madrugada de conchas.

“Lucía Martínez”, Federico García Lorca.

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http://www.pijamasurf.com

El miedo como estrategia de manipulación

En estos días en los que tanto se habla de virus mortiferos, pandemias y contagios, merece la pena una reflexión sobre el miedo. Utilizado por los medios de comunicación (al servicio del poder burócrata y político), como herramienta de manipulación social. Comparto un interesante articulo sobre este tema.

El miedo y sus usos políticos puede servir para entender muchas de las cosas que pasan en este mundo que habitamos, el miedo tiene poder para cambiar el mundo, como también lo tiene la esperanza. El miedo es un instrumento sumamente poderoso que el neoliberalismo (que es sin duda mucho más que una teoría económica) lleva alentando y manejando desde hace mucho tiempo, como uno de los marcos de interpretación clave para entender la realidad y definirla (Lakoff).

 

El escritor alemán Nemeitz publicó en 1718 un libro sobre París con “instrucciones fieles para los viajeros de condición”. Uno de sus consejos es el siguiente: “No aconsejo a nadie que ande por la ciudad en medio de la negra noche. Porque, aunque la ronda o la guardia de a caballo patrulle por todo París para impedir los desórdenes, hay muchas cosas que no ve… El Sena, que cruza la ciudad, debe arrastrar multitud de cuerpos muertos, que arroja a la orilla en su curso inferior. Por tanto, vale más no detenerse demasiado tiempo en ninguna parte y retirarse a casa a buena hora”. Nuestros temores, nuestras pesadillas, tienen siempre una carga histórica y contextual y han sido siempre un arma política de primer orden.

El miedo actual es, sin embargo, un miedo líquido, difuso, en expresión de Zygmunt Bauman, y nos trasmite que lo mejor es esconderse sin un plan de respuesta claro porque no tenemos claras las amenazas. Dejadnos llevar las riendas, nos avisan, porque contra temores poco tangibles es difícil combatir.

La táctica ha estado ahí siempre. El miedo, una emoción básica que nos paraliza o nos llama a la acción, es también una construcción socio cultural intencionada. Aprendemos a través de los demás qué debe producirnos terror y cómo responder al mismo. Y por eso los que son capaces de señalar cuáles deben ser nuestros desasosiegos pueden fabricar a su antojo el “antídoto salvador”.

 

Pero en la actualidad vivimos una época de recrudecimiento de esta estrategia. En los últimos años, la crisis económica ha ayudado a los asustadores profesionales a amedrentarnos hasta la parálisis, infundiendo un temor abstracto a los otros, a los extranjeros, al gasto público, al terrorismo y la inseguridad. Naomi Klein nos recuerda en La doctrina del shock que, para los pensadores neoliberales, toda crisis (real o percibida) es una oportunidad para aplicar sus políticas de ajuste. Paralizados por nuestras pesadillas, damos por bueno lo que en otras circunstancias nos resultaría inaceptable. Atemorizados, nos convertimos en personas individualistas, mucho más manipulables porque dividiendo es más fácil convencer. Olvidamos ayudar a los demás y nos quedamos solos convirtiéndonos en individuos mucho más vulnerables.

Al igual que el texto proponía a los ciudadanos no salir de casa, los gobernantes actuales nos aconsejan sumisión. Nos quieren divididos, aplicando la estrategia de “sálvese quien pueda”, centrados en lo que nos diferencia y olvidando lo que nos une, dispuestos a renunciar a elementos clave de nuestra libertad en pro de la ansiada seguridad.

Un miedo amplificado por los medios de comunicación que agrandan las narrativas del miedo; la mayor de ellas la del terrorismo internacional, pero también la del miedo al inmigrante o al diferente, el miedo económico, el miedo a la violencia. Un miedo que nos sitúa en una sociedad del riesgo (Beck), un miedo global y globalizado, de sociedades violentas, en el que, todos asustados, tenemos que combatirnos, que salvarnos como podamos, sin fiarnos los unos de los otros, defendiéndonos de amenazas intangibles pero constantes, el mundo está en guerra permanente, las amenazas se relevan entre sí, son difusas, no se someten al discurso de la lógica.

Ya no tratan de ilusionarnos con grandes utopías: sólo se postulan para salvarnos de nuestros temores. En palabras de Eduardo Galeano: “Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo. Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo. Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida… Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar, miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo a morir, miedo a vivir” Es el tiempo del miedo globalizado.

 

Pero no van a conseguir meternos miedo porque los efectos paralizadores de esa táctica se diluyen muy rápidamente: en cuanto los ciudadanos nos sacudimos el polvo del miedo, salimos a la calle a airear nuestras ilusiones. Los avisos de Nemeitz no fueron obstáculo para que el París de esa época se convirtiera en el centro del Siglo de las Luces, una de las épocas más revolucionarias y esperanzadoras de la historia de la humanidad.

El miedo se combate con información, se combate enfrentándose al mismo, se enfrenta en primer lugar decidiendo mirarle a los ojos; las advertencias de los traficantes de miedo no impedirán que el impulso de movimientos como el 15-M nos recuerden que, aunque a unos pocos les beneficie el terror, la esperanza es para el ser humano la estrategia conjunta más adaptativa. “Sin trabajo, sin futuro, sin casa, sin miedo” nos recuerdan señalando lo subversivo y movilizador de perder el miedo.

Por: José Guillermo Fouce.Doctor en Psicología y profesor de la Universidad Carlos III

http://blogs.publico.es/

 

Elogio de la lentitud

“Creo que vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir.
Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo,
pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida.”

“Hoy todo el mundo sufre la ENFERMEDAD DEL TIEMPO:
la creencia obsesiva de que el tiempo se aleja y
debes pedalear cada vez más rápido”

“La velocidad es una manera de no enfrentarse a lo que le pasa a tu
cuerpo y a tu mente, de evitar las preguntas importantes…
Viajamos constantemente por el carril rápido, cargados de emociones,
de adrenalina, de estímulos, y eso hace que no tengamos nunca el tiempo
y la tranquilidad que necesitamos para reflexionar y preguntarnos
qué es lo realmente importante.”

“La lentitud nos permite ser más creativos en el trabajo,
tener más salud y poder conectarnos con el placer y los otros”

“A menudo, TRABAJAR MENOS significa trabajar mejor.
Pero más allá del gran debate sobre la productividad
se encuentra la pregunta probablemente más importante de todas:
¿PARA QUÉ ES LA VIDA?

“Hay que plantearse muy seriamente
A QUÉ DEDICAMOS NUESTRO TIEMPO.
Nadie en su lecho de muerte piensa: “Ojalá que hubiera pasado más
tiempo en la oficina o viendo la tele”, y, sin embargo, son las cosas
que más tiempo consumen en la vida de la gente.”

– Carl Honoré –

 

Nos prometieron que la tecnología trabajaría por nosotros y que seríamos más felices, pero hay estadísticas que demuestran que trabajamos 200 horas más al año que en 1970 y la insatisfacción vital y la velocidad definen nuestro tiempo.

Carl Honore, el guru anti-prisa y autor del éxito mundial “Elogio de la lentitud” de RBA, nos ofrece en su libro y en esta entrevista una excelente radiografía de los males de nuestra sociedad y el remedio para sanarla: la FILOSOFÍA SLOW, simplemente reducir la marcha y buscar el tiempo justo para cada cosa.

 

En este vídeo Carl Honoré afirma que no estamos ante una moda de ejecutivos estresados o de clases acomodadas, sino que es un cambio histórico que no entiende de fronteras ni diferencias sociales y económicas.

Lo mismo que defendemos el decrecimiento económico porque el nivel de consumo actual es insostenible en un planeta finito y sólo genera injusticias y degradación del medio ambiente, debemos aplicar los mismos principios en las personas. DECRECER EL RITMO DE VIDA para no degradarmos nosotros mismos.

La hiperactividad actual nos lleva a vivir por inercia, dedicando toda nuestra energía a metas externas que se oxidan con el paso del tiempo y olvidando las cosas importantes de la vida.

Somos esclavos de los horarios, del ruido, del consumo, de la hipoteca y de lo que se espera de nosotros, y eso equivale simplemente a sobrevivir pero no a vivir consciente y responsablemente.

Leer a Honoré es como respirar aire fresco.

Su filosofía actualiza los conceptos clásicos de cualquier tradición espiritual sobre la importancia del ser en vez del tener y del aquí y ahora, pero él, además, tiene el mérito de haber popularizado y teorizado con rigor sobre le vida slow y la LENTITUD que se consideraban “cosas de vagos”.

Carl Honoré denuncia la cultura de la prisa y sus consecuencias, la falta de paciencia, la hiperestimulación, la superficialidad, la multitarea (“abarcar mucho y apretar poco” ), y defiende la lentitud, saborear los momentos y sobre todo, priorizar en la vida.

“Lo que denuncio no es la rapidez en si misma, sino que vivimos siempre en el carril rápido y hemos creado una cultura de la prisa donde buscamos hacer cada vez más cosas con cada vez menos tiempo, que hemos generado una especie de DICTADURA SOCIAL que no deja espacio para la pausa, para el silencio, para todas esas cosas que parecen poco productivas. Un mundo tan impaciente y tan frenético que hasta la lentitud la queremos en el acto.”

“La velocidad en si misma no es mala. Lo que es terrible es poner la velocidad, la prisa en un pedestal…Al principio era sólo el terreno laboral pero ahora ha contaminado todas las esferas de nuestras vidas, como si fuera un virus: nuestra forma de comer, de educar a los hijos, las relaciones, el sexo… hasta aceleramos el ocio. Vivimos en una sociedad en que nos enorgullecemos de llenar nuestras agendas hasta límites explosivos”

Y las críticas y propuestas de Carl Honoré se sintetizan muy bien en esta entrevista de La Contra de la Vanguardiadel 6-2-2005 titulada “Hemos perdido la capacidad de esperar“:

Tengo 37 años. Nací en Edimburgo, vivo en Londres y fui criado en Canadá. Estoy casado y tengo dos hijos de seis y tres años. Soy licenciado en Historia Moderna. Ejerzo de periodista, he trabajado para ‘The Globe and Mauil’, ‘Nacional Post’, ‘The Guardian ’ y ‘The Economist’. Soy de centroizquierda. Creo que hay algo más allá del hombre y de la experiencia que tenemos en esta vida. Acabo de publicar en España ‘Elogio de la lentitud’ (RBA), que se ha traducido ya a 15 idiomas.

No es necesario que salgas de tu cuarto. Quédate sentado a tu mesa y escucha…”
“…No escuches siquiera, limítate a esperar. No esperes siquiera, permanece inmóvil y solitario. El mundo se te ofrecerá libremente para que lo desenmascares. No tiene elección. Girará arrobado a tus pies”. Así expresó Franz Kafka lo que ya había dicho Platón, que la forma superior del ocio era permanecer inmóvil y receptivo al mundo.

¿Nada más lejos de nuestros conceptos actuales?
Estamos atrapados en la cultura de la prisa y de la falta de paciencia. Vivimos en un estado constante de hiperestimulación e hiperactividad que nos resta capacidad de gozo, de disfrutar de la vida, de acceder al placer que uno puede hallar en su trabajo, en las relaciones humanas o en la comida.

Entonces, ¿nos hemos quedado sin placeres cotidianos?
Somos muy superficiales, no profundizamos en esas cosas, si no le aseguro que cada mediodía nos buscaríamos una agradable terraza en la que comer al sol o un restaurante que nos ofrezca nuestra comida casera preferida. Pero optamos por alimentarnos sin disfrutar ¡porque tenemos mucho trabajo! El consumo de drogas en las empresas estadounidenses ha aumentado un 70% desde 1998, estimulantes para rendir más y más.

¿Y cree entonces que la lentitud es la solución?
La lentitud nos devuelve una tranquilidad y un ritmo pausado que nos permite ser más creativos en el trabajo, tener más salud y poder conectarnos con el placer y con los otros. Hay que reaprender el arte de gozar si queremos ser felices.

“Quien se interesa exclusivamente por la búsqueda del bienestar mundano -decía Tocqueville – siempre tiene prisa, pues sólo “dispone de un tiempo limitado para asirlo y disfrutarlo”.
Tratamos de amontonar tanto consumo y tantas experiencias como nos sea posible. No sólo deseamos una buena profesión, sino también seguir cursos de arte, ejercitarnos en el gimnasio, leer todos los libros de las listas de los más vendidos, salir a cenar con los amigos, ir al cine, comprar los adminículos de moda, tener una satisfactoria vida sexual…

¿Y le parece mal?
El resultado es una corrosiva desconexión entre lo que queremos de la vida y lo que, de una manera realista, podemos tener, lo cual alimenta la sensación de que nunca hay tiempo suficiente.

La rapidez, ¿produce rabia?
Es una de las consecuencias de vivir acelerado. La rabia flota en la atmósfera: rabia por la congestión de los aeropuertos, por las esperas, por las aglomeraciones en los centros de compras, por las relaciones personales, por la situación en el puesto de trabajo, por los tropiezos en las vacaciones. Todo objeto inanimado o ser viviente que se interpone en nuestro camino, que nos impide hacer exactamente lo que queremos hacer cuando lo queremos hacer, se convierte en nuestro enemigo. Hemos perdido la capacidad de esperar. La cultura de la gratificación instantánea es muy peligrosa.

 

¿Cuándo nació la enfermedad del tiempo?
El término lo acuñó un médico estadounidense en 1982, Larry Dossey, para denominar la creencia obsesiva de que el tiempo se aleja, no lo hay en suficiente cantidad, y debes pedalear cada vez más rápido para mantenerte a su ritmo. Hoy, todo el mundo sufre esa enfermedad.

La rapidez es dinero
Estamos pasando de un mundo donde el grande se comía al chico a otro donde el rápido se come al lento, dijo Klaus Schwab, presidente y fundador del Foro Económico Mundial. La importancia de la rapidez en la vida económica es infernal hoy día y eso no lo podemos cambiar, pero sin equilibrio no podremos sobrevivir mucho tiempo.

Sí, pero los rápidos son más productivos.
Los expertos coinciden en que el exceso de trabajo acaba por ser contraproducente. Según la Organización Internacional del Trabajo, los británicos pasan más tiempo en el trabajo que la mayoría de los europeos y, sin embargo, tienen una de las tasas de productividad por hora más bajas del continente. A menudo, TRABAJAR MENOS SIGNIFICA TRABAJAR MEJOR. Pero más allá del gran debate sobre la productividad se encuentra la pregunta probablemente más importante de todas: ¿para qué es la vida?

Algún día nos cansaremos de vivir en la oficina.
En un estudio reciente llevado a cabo por economistas en la Universidad de Warwick y el Dartmouuth College, el 70% de las personas encuestadas en 27 países expresó su deseo de un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida privada. Los directores de personal del mundo industrializado informan que los aspirantes jóvenes han empezado a formular preguntas que habrían sido impensables hace 10 o 15 a ños: ” ¿Puedo salir de la oficina a una hora razonable por la tarde?”

Los grandes hombres siempre han dedicado tiempo a pensar en las musarañas.
Un reciente estudio de la NASA ha revelado que mantener los ojos cerrados durante 24 minutos obra maravillas en la atención y el rendimiento de un piloto. Y sí, muchos de los personajes históricos más vigorosos y triunfadores han sido inveterados partidarios de la siesta: John F. Kennedy, Thomas Edison, Napoleón Bonaparte, John Rockefeller, Johannes Brahms…

Pero los intelectuales y los pseudointelectuales de hoy día tienen respuestas inmediatas para todo.
En vez de pensar en profundidad, ahora gravitamos de manera instintiva hacia el sonido más cercano. Las mentes mediáticas a las que hoy escuchamos realizan análisis inmediatos de los
acontecimientos en el mismo momento en que se producen, y con frecuencia se equivocan, pero eso apenas importa: en el país de la velocidad, el hombre que tiene la respuesta inmediata es el rey. Pero ya Gandhi decía que en la vida hay algo más importante que incrementar su velocidad.

Puede que la rapidez sea nuestra manera de evadirnos.
La velocidad es una manera de no enfrentarse a lo que le pasa a tu cuerpo y a tu mente, de evitar las preguntas importantes. La gente tiene miedo a abrazar la lentitud, existe un prejuicio muy arraigado. Lento es sinónimo de torpe, lerdo, perezoso. Pero creo que hay mucha gente en un brete, porque por un lado le parece obvio que debe cambiar su ritmo y, por el otro, la sociedad le manda un bombardeo de mensajes que aseveran que la velocidad es Dios.

¿Qué mundo se descubre con la lentitud?
Según mi experiencia hay un antes y un después. Creo que vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir. Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo, pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida. La mejor forma de aprovechar el tiempo no es hacer la máxima cantidad de cosas en el mínimo tiempo, sino buscar el ritmo adecuado a cada cosa. Hay que plantearse muy seriamente a qué dedicamos el tiempo. Nadie en su lecho de muerte piensa: “Ojalá que hubiera pasado más tiempo en la oficina o viendo la tele”, y, sin embargo, son las cosas que más tiempo consumen en la vida de la gente.

 

¿Hemos pervertido el concepto de ocio?
La filosofía del trabajo la aplicamos en el ocio, que se vuelve una obligación, y caemos en la trampa de hacer demasiado. Hay que reintroducir la idea del juego tanto en el trabajo como en el ocio.

Los esquimales llaman a hacer el amor “reír juntos”.
El sexo en nuestra sociedad está tan contagiado de la enfermedad de la prisa como todo lo demás, pero en este caso perdemos muchísimo. Disfrutar de una buena relación íntima va mucho más allá de la duración del orgasmo, significa darle otro nivel de profundidad; el vínculo psicológico o la comunicación espiritual es el mayor de los placeres, pero requiere tiempo antes, durante y después. Cada vez más gente en Estados Unidos decide, como el cantante Sting, aprender el sexo tántrico.

De las filosofías que explican el tiempo, ¿cuál prefiere?
Las tradiciones filosóficas para las que EL TIEMPO ES CÍCLICO, como la china, la hindú o la budista. Según estas culturas, el tiempo nos rodea, renovándose, como el aire que respiramos. Pero en la tradición occidental el tiempo es lineal, un recurso finito. Los monjes benedictinos, que se regían por un horario muy apretado, creían que el diablo buscaba trabajo en las manos ociosas.

¿Cómo educar a un niño a un buen ritmo?
A cada vez más padres el instinto les dice que la escuela no es el mejor lugar para educar a sus hijos. Actualmente, más de un millón de jóvenes estadounidenses están siendo ESCOLARIZADOS EN CASA, 90.000 en Gran Bretaña, 30.000 en Australia y 80.000 en Nueva Zelanda. Es una manera de liberar al niño de la tiranía del horario, de dejarles aprender y vivir a su ritmo. Es decir, permitirles ser lentos.

¿Con buenos resultados?
Las investigaciones demuestran que los niños educados en casa aprenden más rápido y mejor que los alumnos en aulas convencionales. Y también se ha comprobado que tienen mucho éxito en sus estudios superiores. El temor de que su relación social no sea buena en el futuro también es infundado. Los padres que educan a sus hijos en casa establecen contacto con otras familias para compartir la enseñanza, juegos y viajes de estudio. Como avanzan con más rapidez, estos niños disponen de más tiempo libre para afiliarse a clubs.

Para ellos puede que el peligro sea la televisión.
Ese es un peligro universal. Cada vez más especialistas relacionan la televisión con el déficit de atención. La extrema velocidad visual de la pequeña pantalla ejerce con toda certeza un efecto en los cerebros juveniles. Un vídeo de Pokémon lleno de luces destellante que emitió la televisión japonesa en 1997 causó ataques epilépticos a casi 700 niños. Para protegerse de las demandas, las empresas de software adjuntan a sus juegos advertencias sobre los riegos para la salud que conllevan. En general, creemos que la televisión nos relaja y no es cierto. De media, EN ESPAÑA SE PASAN CUATRO HORAS DIARIAS FRENTE AL TELEVISOR. La tele se ha vuelto el agujero negro del tiempo en la vida moderna, chupa todo el tiempo de ocio y nos deja cansados, hiperestimulados y pobres de tiempo.

Quizá la velocidad sea una manera del propio sistema para tenernos controlados.
Creo que el capitalismo es un sistema muy flexible y que se puede adaptar, aunque el movimiento en defensa de la lentitud implique un cambio cultural muy profundo. Pero cada vez hay más gente que defiende la lentitud, llegar a una masa crítica es cuestión de tiempo.

¿Cuál es el primer paso?
Aceptar que uno vive mejor cuando hace menos. Mirar la agenda y colocar todo lo que hacemos durante la semana en ORDEN DE PRIORIDAD y empezar a cortar desde abajo, lo que no resulta nada difícil, porque llenamos nuestro tiempo de cosas que no son esenciales, lo hacemos por reflejo, porque eso es lo que se hace. El segundo paso es seleccionar los programas de televisión que nos interesan y no encenderla por costumbre. Así le podrá dar más tiempo a las cosas importantes: la comida, las relaciones, el sexo, lo lúdico y la calidad de trabajo.

¿No tiene la sensación que haciendo menos la vida se reduce?
Ese es el miedo, pero la realidad es la contraria: al no estar atrapado en la telaraña de compromisos las cosas empiezan a ocurrir casi de forma sorprendente e inesperada.

 

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