He vuelto a pisar los museos,
a empaparme de bosques
He vuelto a las montañas norteñas,
al altiplano mesetario,
a las sierras del sur,
al teatro del hidalgo.
He vuelto a la tumba de mi madre,
al rocío de madrugada,
a poner flores en la mesa,
al chocolate a la taza,
al aroma vespertino del café recién molido.
He vuelto a pisar las calles del barrio bullicioso,
a ordenar los sentires en la estantería de los sueños,
a soñarme despierta, a despertarme del sueño.
He vuelto a los conciertos del goce.
He vuelto a viajar en tren a la ciudad pequeña
a pasearla segura, a vivirla con calma.
He vuelto a frecuentar los deseos, a subir atalayas,
a disfrutar el ocaso, a bailar con la luna
He vuelto a dibujar a mi aire,
a airear mis impulsos, a renovar mis pedales.
He vuelto a cruzar el cielo, a volar en cometa,
a construir aviones con papeles escritos,
a navegar papelitos con forma de barco.
He vuelto a jugar como niña
y a los juegos de adulta
He vuelto a cocinar los placeres,
a especiar los presentes,
a degustar las pasiones.
He vuelto a escuchar intuiciones,
a reconocer los poderes,
a subir a las cimas, caminar collados,
mojarme la piel en manantiales helados.
He aprendido a escalar encordada
y descender con cordura.
He vuelto a mí.
He vuelto y he avanzado.
©Yolanda Jiménez (Poema y fotografías)