Tengo un lago debajo de la mente,
orgasmos repartidos al azar por mi piel;
mis hormonas están alborotadas,
vivo sin fronteras, soy un cruce de caminos.
Lo que se ve no se pregunta, querido.
Con la suavidad de una ola,
pienso que un día tuve cinco años.
Mi cuerpo en estado de alarma podría usar muchos verbos.
El incendio avanza y un árbol clavado me contempla.
El día que te besé
me acosté como una diosa;
una historia puntual se cuenta de ella.
Quiero comprarme a plazos una flor natural.
Mientras tanto, el mundo sigue.
©Yolanda Jiménez (Poema y fotografía)
Poema inspirado en versos de varias mujeres poetas.
Fotografía tomada de la exposición «Visiones expandidas» sobre la original de Giacomo Costa.
Feb 16, 2023 @ 13:52:24
Sorprendente y divertido