Paseo nocturno
y la noche me envuelve
con caricia de agua,
con aroma de otoño.
La ternura de tus ojos
sobre mi piel bronceada.
Los kilómetros solo miden,
la distancia no existe;
tu presencia está aquí
en las gotas invisibles
que humedecen mi cara,
rizándome el pelo,
llenándome el alma.
Mi cuerpo se abre a tu mirada serena
y el corazón se me crece
del amor que te tengo.
-Yolanda Jiménez –