El corazón elige
y no hay remedio.
Es una flecha ciega
de avidez imparable
que elige trayectoria
y no atiende a consejos.
Ni busca conveniencia
ni se ajusta a la norma.
No reprime sus ansias
ni acepta cualquier cuerpo.
Es la sangre llamando a su deseo.
Es el instinto vivo, codicioso y dispuesto
con la voracidad del amor incierto.
El corazón elige.
No se puede hacer nada contra eso.
María José Gómez Sánchez-Romate. Piel transitada