Miro tu torso desnudo
en mitad de la noche,
en mitad de la luna,
en mitad de la ventana.
Miro el verano de fuego,
los contornos plateados,
la piel de terciopelo,
la luz escondida.
Miro mi lado derecho,
el roce furtivo,
el beso ensoñado,
el aroma de estrellas.
Miro tu mirada dormida,
tu presencia imaginada
sobre la penumbra de mi cama.
Y me duermo acurrucada
entre tus brazos ausentes
del hombre que eres.
-Yolanda Jiménez –