Poesía fría
Los versos fluyen
como prolongaciones de mí,
juegan con el viento,
enredando los cabellos
de la ciudad mesetaria.
Las canas y los rizos;
los pedales y los pies.
A contrapelo, a contraviento,
a sotavento, a barlovento.
En la llanura infinita
un velero varado
espera la crecida del río.
Una silueta de mujer,
un Quijote en bicicleta.
Con los dedos congelados
la poesía se vuelve fría.
-Yolanda Jiménez –