La fotógrafa canadiense Sarah Anne Johnson trabaja sobre sus instantáneas para destacar la dimensión emocional de toda experiencia sensual
Sarah Anne Johnson trabaja con esos materiales en su serie “Wonderlust”. Sarah fotografía a gente de su entorno (amigos o amigos de amigos) en momentos de intimidad sexual, ya sea en solitario o en pareja. Luego, en su estudio, la artista inicia un proceso de diálogo con esas fotos, con el que busca hacer aflorar emociones. No tanto las de la persona o personas retratadas, sino las suyas propias frente a cada imagen.

Sarah pinta o imprime motivos gráficos sobre la superficie de sus instantáneas, aplica materiales como pan de oro, altera la composición con medios digitales o rasca sobre la emulsión haciendo aparecer nuevos matices, revelando así una nueva dimensión en la imagen que parece poner de manifiesto esos procesos químicos que ocurren en el interior de nuestro cuerpo durante un episodio orgásmico. Endorfinas, dopamina, oxitocina, feniletilamina… Mucho mejor un buen polvo que jugar al Quimicefa.
A su vez las imágenes exploran las tensiones entre aislamiento y conexión con el otro que se dan durante cualquier experiencia sexual. Experiencias en las que a veces nos sentimos vulnerables, desprotegidos, y otras dotados de un poder inmenso. Sarah deconstruye esos episodios casi siempre de forma sutil, evitando la manipulación violenta, potenciando el valor emocional de las escenas, sin caer en lo grotesco o la abstracción.