Sentir la conexión con alguien, reconocer los sutiles hilos que tejen sedas de caricia y de aliento, almas enredadas con invisibles lazos … y mecerse con la brisa del destino caprichoso. Dejar ir y saber que se queda … palabras al vuelo y emociones de papel, es lo que me sugiere el precioso poema de Carla Paola Reyes (Crissanta) , que comparto a continuación:
El hilo rojo del destino
Estamos atados
con un lazo imposible,
un listón de seda
que se desata
todo el tiempo,
una vez,
dos,
y otra vez
y una más.
Estamos destinados
a estar siempre separados
y siempre cercanos
como líneas paralelas
que nunca se tocan
pero nunca de alejan.
Delicadas cuerdas
de amorosa seda
que nunca pueden formar
un nudo firme.