La rosa blanca me mira desde el escritorio y un aroma apenas imperceptible penetra en mis pulmones. Bocanadas de aire fresco en una mañana luminosa de primavera, refrescan pasiones resecas. La luna llena de mayo y un tacto de piel aterciopelada viajan conmigo. Cataratas de luz sobre cálidos mapas tienden al sol los besos deseados…
…y una linea imaginaria me conecta con la magia de un mar en calma, de una montaña plácida, de una puesta de sol veraniega, de una luna de invierno. Bellos poemas riegan mi tierra fértil y ríos caudalosos depositan su limo en las orillas inconstantes … Alimento de sueños, soñados en otras vidas impermanentes y etéreos…
Yolanda Jiménez.